Testimonios

Pues a clavito y canela sabe el blog del amigo Luis Pérez. Como siempre, un placer leerlo, ya sea cuando vuelve la vista atrás para otear el pasado con sus efemérides, o cuando acude a nuestros festivales para ofrecernos sus crónicas.

Que el amigo Luis Pérez se haya decidido a escribir en este su blog es señal de buena salud flamenca. Solo unos pocos pueden explicarse como él lo hace, compartir vivencias con “sentidiño”, claro y diáfano, sin medias tintas, a la cara, porque quiere, porque puede y porque sabe.

Los que nos sentimos atraídos por el cante flamenco de verdad, o sea el “güeno”, tenemos la fortuna de conocer a Luis Pérez por sus famosas efemérides. También agradecemos a nuestro amigo esas crónicas llenas de sensibilidad. Certeras flechas que dan siempre en la diana, tanto que a veces, uno no sabe si solo hace uso de la ironía o es que realmente tira a “matar”.

Siempre me sentí aficionado al arte flamenco, pero de ese montón que se emociona con un cante sin saber distinguir más allá de los estilos corrientes. Esto para señalar que profeso devoción por los que saben de lo que para mi es un misterio. Y uno de esos maestros particulares a los que sigo es Luis Pérez, tres sílabas para distinguir a uno de esos faros luminosos que me guían. Y por su luz andamos.

A clavito y canela, a eso me sabe todo lo que tú escribes, porque tienes ese don de convencer con tus sabias palabras. Necesitamos personas como tú, sinceras y flamencas. Espero que te vaya muy bien en tu nueva andadura, querido amigo, porque te lo mereces, y sigas deleitándonos con tus magníficas crónicas.

Luis Pérez tiene hechuras de hispanista noruego, de esos a los que el dorado sanluqueño colorea las mejillas y te recitan a Lorca con precisión. Pero Luis camela el arte flamenco, de María Borrico al Pinini, y, con criterio propio, sabe expresarse en libertad. Conoce el paño de cretona y prescinde de circunloquios, va al sitio; al cogollo y como buen filólogo te plantea, ordenado, un texto sobre flamenco, que son las aguas, revueltas y remansas (dependiendo del coeficiente del aguaje) en donde su pluma se desenvuelve.

Que uno de los cronistas e influencers flamencos más agudos y bizarros de los años 20 de nuestro siglo se haya decidido a abrir página y blog, es de celebrar. Desde la tierra de Jacques Brel, levanto mi copa de Tripel Karmeliet a la salud de don Luis Pérez y su PlusFlamenco, un espacio que promete glorietas flamencas llenas de luz. Pa’ que no se pierdan los barcos.

Cuando alguien es grande en cualquier campo, lo primero es preguntarse por su pedigree. Si se es sobrino biznieto de Dionisio Pérez Gutiérrez, escritor, periodista, político, primer premio Mariano de Cavia, suegro de Augusto Butler, “Máximo Andaluz”; biznieto de Luis Pérez Gutiérrez fundador con su hermano Dionisio de la “Revista Portuense”; sobrino nieto de Francisco Pérez Pastor, escritor y abogado de la Sociedad General de Autores Españoles; nieto de Luis Pérez Pastor, escritor y fundador de “Gráficas Andaluzas”, mantenedor de la “Revista Portuense” ; hijo de Manuel Pérez Sánchez, sesudo periodista, de singular gracejo, lo lógico es que la descendencia de todo ello, destaque. Y eso es lo que me pasa contemplando la genealogía portuense, de El Puerto de Santa María, de Luis Pérez. Luis Pérez es madrileño de Andalucía La Baja, que tan grande es el peso de la sangre; con una afición y un conocimiento desmedido del flamenco, que está al tanto de todo, dando cuenta y razón de cuánto sabe y lo vierte en sus notas, sus crónicas, sus estudios y sus llamadas al orden. Luis Pérez es amigo mío, como lo fueron Augusto Butler, amigo de tertulias, a quien tuve el honor de tener en mi casa portuense unos cuantos días, el año 1973; como lo fue Francisco Pérez Pastor que visitaba mi casa y era compañero de universidad de mi padre; como lo era su padre Manolo Pérez Sánchez, conocido en El Puerto como “El Niño Pérez”. Como fue Dionisio Pérez amigo de mi abuelo Juan Ávila, condiscípulo suyo en el colegio de San Luis Gonzaga portuense, el colegio Grande jesuitas, el Colegio de los escritores y poetas, que hace a mi abuelo Juan, personaje en su novela “La Juncalera”. En suma, Luis Pérez es una de esas “rara avis” que existen, un prontuario , una enciclopedia a la que consultar, uno de los pocos distinguidores serios que se manifiestan con finura y con firmeza. Y es que eso no se improvisa nunca, se lleva o no se lleva en la sangre.

Se llama Luis Pérez y lleva tatuado en su alma con tinta indeleble su amor por el Flamenco. Encontrárselo en un sarao es señal inequívoca de que uno ha acertado porque tiene un sentido de zahorí para dar siempre con el venero donde mana la fuente de lo jondo. Y no falla nunca. Tiene baraka. Además sabe istinguir, no solo chanela tela sino que es capaz de explicarte con claridad de taxonomista lo que intuyes o tratas de percibir confusamente entre el marasmo de los muchos datos. Defiende lo nuestro con ardor guerrero y trata de preservarlo y darlo a conocer con el mismo ánimo de los convencidos de algún credo que son capaces de defenderlo en tierra de infieles y durante los malos tiempos. Es un vademécum flamenco capaz d señalarnos la estrella que nos guíe para navegar por los misterios del cante con la sabiduría de un viejo lobo de mar flamenco. Se llama Luis Pérez, la Vida y el Flamenco -que son sinónimos- lo han puesto en nuestro camino y nos han regalado su amistad. Y ahora él nos regala a todos esta PlusFlamenco para guiarnos por el laberinto de lo jondo sin perder el hilo que nos lleve a la salida. Amos allá, Luis.

A este difícil mundo del flamenco, repleto de pasiones, visceralidad, negrura y misterio, le hace falta mucha luz, le hace falta cordura, raciocinio, moderación, salir de la cueva de la intolerancia y la imposición, y cuando sea posible, ponerse en la piel de los demás para comprender que la verdad no es patrimonio de nadie; la verdad es la de cada uno de los que nos enamora el flamenco, porque es parte de nuestra vida y de nuestros sentimientos; eso no lo puede negar nadie, ni imponer purezas y ortodoxias que abren zanjas y siembran odio: ninguna verdad es superior a la del otro, sólo es distinta, singular. A esa necesidad de iluminar, de exponer pensamientos sanos con claridad y sin dobleces, de divulgar y tender puentes, de conquistar terreno y sembrar flamenco sin partidismo, a eso y mucho más ha venido esta página web creada por el magnífico aficionado Luis Pérez. Le deseo y le auguro un magnifico futuro en esta labor docente, que sin imponer doctrinas, debemos hacer por el bien de este arte único en el mundo.

He pasao unos años acompañando a mi Luinnn por recitales flamencos aquí y allá. ¿Y sabéis qué? Lo jondo le acelera peligrosamente el corazón. Si sobre las tablas hay cante del bueno, sus latidos hacen de percusión. Ha estudiao Filología. Se ha cultivao en Arte Flamenco. Declaró su romance con las palabras y sale a hombros en A clavito y canela. Asunto enjundioso asomarse a esos poéticos paliques entre él y él mismo. Ambos chanelan tela marinera. Y vaya fotazas en el Mercado de Triana, ejem.

Conocer a Luis Pérez, es conocer el Paraíso de los sentidos…. Es conocer de primera mano la emoción que se vive cuando una garganta rajá establece un diálogo con una guitarra y aunque tú no estés presente en el lugar, sus palabras te harán vibrar igual que si hubieras estado en la primera fila.
Conocer a Luis es conocer el paladar del buen Flamenco….. Ese que te anula la razón y va derechito al corazón.
Atte: hermanos Porcel, Julio y Carlos….. «Los Porce».

A clavito y canela huelen las crónicas y escritos de Luis Pérez, a moña de jazmines por El Altozano. Luis tiene personalidad escribiendo, hablando…y hasta vistiendo. Me parece honesto y valiente, tiene el fino sentido del humor caletero o sevillano, además de aficionado cabal. Que el aroma a clavito y canela llegue muy lejos, Luis.

En estos tiempos en los que el flamenco caga marketing y vomita ignorancia -cuando lo que necesita urgentemente es verdad, crítica y docencia-, un pequeño manojito de atrevidos expertos está dando un valiente paso adelante con iniciativas como esta de PlusFlamenco que lidera el amigo Luis Pérez. Es verdad que la independencia suele poner duro el camino, pero la honradez y el esfuerzo hacen que al menos sea liviano. Así que con el tiempo y la constancia llegarán las satisfacciones. Todo sea por la supervivencia de la tan necesaria crítica de flamenco. Suerte, querido!!

El Flamenco es un universo musical que, para existir, necesita personas que habiten sus espacios. Así Luis Pérez es un habitante del Flamenco, enamorado de su sustancia de la forma más generosa que existe. Esto es aprendiendo constantemente para compartirlo con quienes se interesen. Asómense a la ventana entorna que ha creado: A clavito y canela en plusflamenco.com

Flamenco cabal, Luis Pérez escribe desde el corazón y desde el conocimiento, que la pasión no quita. Y tiene un estilo propio, algo que es digno de elogio en estos tiempos del copia-pega.

El grano entre la paja. El paladar de la escritura. Luis Pérez conversa consigo mismo en voz alta, arremangándose y afilando su pluma clara para agasajar a quien le eriza y azotar al que no conoce ni cómo subirse a las tablas. Con pinta de guiri y su libertad insobornable, lleva bajo el sombrero la enciclopedia valiente del que sabe istinguí. Y el que no huela a clavito y canela eso que pierde. Ahora se anima a alzar la tribuna desde PlusFlamenco, el lugar que habita este aficionao rubio preñao de moreneces en su palabra. Hacía falta. Vamo a escuchá.

Plusflamenco es como el banco veneciano de especias del Renacimiento, con la diferencia de que el clavito y la canela no se importan, se cultivan.