EFEMÉRIDES FLAMENCAS

Ya recordamos a CARMEN AMAYA a principios de este mes con motivo de la efeméride de su nacimiento. Nos dejó tal día como hoy, el 19 de noviembre de 1963, en su casa «La Masía», en Begur, un pueblecito de la costa de Girona.

Murió igual que nació, como una Capitana, bailándole al compás de las olas, a la orilla del mar. Tenía cuarenta y cinco años recién cumplidos, o cincuenta, dependiendo de a qué fecha de nacimiento queramos atenernos.

Carmen no dejó de bailar ni un solo día de su vida. Siguió bailando hasta el final, hasta que una insuficiencia renal que padecía desde niña le pasó por encima, envenenando su bendita sangre flamenca. Ella intuía desde hacía tiempo que sus riñones no eran capaces de eliminar todas las toxinas, por eso no paraba de bailar, ni de sudar. Y apenas comía.

Tras el fatal desenlace, los médicos dijeron que el baile le había alargado la vida unos cuantos lustros sin saberlo. Carmen, que paradógicamente había nacido un dos de noviembre, Día de los Difuntos, había conseguido burlar a la muerte durante años con su baile, y, por el camino, había alegrado la vida a miles y miles de personas con su arte.

Su muerte causó una auténtica conmoción en Norteamérica, hasta que la noticia fue enterrada tres días después por el asesinato de Kennedy. La sinrazón humana.