EFEMÉRIDES FLAMENCAS
No sería justo que dejáramos pasar de largo, eclipsado por las inmensas figuras del Niño Marchena y de Manuel Torre, el aniversario de la muerte del cantaor Ignacio Ezpeleta Madrugón IGNACIO EZPELETA, que lió el petate en su Cádiz natal y marchó para el otro mundo el 4 de diciembre de 1938, a los 69 años de edad.
Protagonista indiscutible de cualquier reunión en la que estuviera él presente, forma parte de una tradición intrínsecamente gaditana: la del cuenta-embustes, o personaje con gran afición a aliñar las tertulias e historias con hipérboles, fantasías y mentirijillas, con el solo fin de perseguir la gracia, el rizo más arriesgado del ingenio o el estallido de la risa. Diego Antúnez, Pericón de Cádiz, el Beni de Cádiz, Chano Lobato y, por supuesto, Ignacio Ezpeleta, forman el tronco más florido de esta tradición.
Ignacio ha pasado a la historia como uno de los mejores intérpretes de bulerías y de alegrías de Cádiz. También los que lo escucharon dijeron que bordaba el cante por soleá y por tangos. Su genio creador le llevó a patentar una forma de decir el cante, una escuela expresiva aún vigente y reconocible en Cádiz cuando el cantaor quiere «acordarse» de Ignacio Ezpeleta sobre el escenario.