Lírica carcelera

Un brindis por los silencios.
Que no canta mejor
el que más alto llega.
Que no merece un ole
el que con volumen
quiere dar ojana
y con los chillidos
suplir la queja.
Cántame a media voz,
en la distancia media de tu falda corta.
Cortito y bajo, bajito y corto,
que no me quede a medias cuando me besas.
Háblame al oído palabras tientas,
nombres de mujer con letras pequeñas.
Que no suene un petardo en la madrugada quieta.
Que duerman los perros sin miedo
junto a mi almohada seca.
Silencio reparador
de arañazos en la conciencia,
ya nadie te escucha
bajo el zumo agrio
del reguetón en la tienda,
ni te dejan un hueco
en la gasolinera,
ni entre tapa y tapa,
en tu bar de moda
porque en la emisora
suenan los Cuarenta.
Silencio, silencio,
dejadle espacio al silencio
entre las mareas.
Tras un acorde, un silencio,
y tras su sombra, una corchea,
y así desfilan las notas
por el pentagrama
de mi alma vieja.