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Acordándonos de la Paquera de Jerez

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

Recordamos hoy a una grande entre los grandes, LA PAQUERA DE JEREZ. Francisca Méndez Garrido nació el 20 de mayo de 1934 en Jerez de la Frontera, concretamente en la calle Cerrofuerte, 20, en la parte del barrio de San Miguel conocida como La Plazuela.

En mis frecuentes visitas a Cádiz, ciudad de mis sueños, solía buscar hasta hace unos años la gratísima compañía de un gran maestro cantaor, personaje querido del barrio de la Viña. Me refiero al Piti de Cádiz, fuente de conocimiento e inspiración, dueño del don de la conversación, voz cascada y sorprendente memoria. Familia de los Mellizos y los Antúnez, siempre mostraba orgulloso las fotos descoloridas que acreditaban su paso por el tablao madrileño Los Canasteros, propiedad del genial Manolo Caracol.

Por allí vio el Piti pasar a todas las grandes figuras del flamenco. A mi insistente pregunta, le seguía siempre la misma respuesta: la mejor de todas las cantaoras y cantaores, con diferencia, siempre fue LA PAQUERA.

El Gloria, qué niño tan flamenco

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

El 27 de abril de 1893, no ha llovío na, pegó su primer llanto don Rafael Ramos Antúnez, EL GLORIA. Lo hizo en Jerez de la Frontera, concretamente en la calle Nueva del barrio de Santiago.

Con tan solo dieciséis años se codeaba en los teatros de Sevilla con Vallejo, Cepero, Manuel Torre, Fernando el Herrero o el Cojo de Málaga. Al niño del Gloria le vino el apodo por ese villancico tan jerezano que popularizó fuera de su tierra, y que es hoy santo y seña en cualquier zambomba navideña: Gloria al recién nacío, Gloria.

Aunque el Niño Gloria dejó una discografía importante, dicen que sus grabaciones no podían resistir la comparación con su directo, sobre todo si su voz se proyectaba en el filo de una saeta desde un balcón cualquiera de la Madrugá sevillanas. También dicen los noveleros que la Macarena inauguró la costumbre de mecer los palios con una saeta del Gloria. A saber, pues ese honor se lo disputan varios fenómenos del cante.

Acuérdate de la Paquera de Jerez

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

El mes de abril de 2004 fue particularmente cruel para el maltrecho corazón de los flamencos. Solo catorce días después de la pérdida irreparable de Juanito Valderrama, se nos fue la reina de la bulería, doña Francisca Méndez Garrido, LA PAQUERA DE JEREZ. Ocurrió a las 14:30 horas del día 26, en el hospital, el lugar más temido por los flamencos para esperar a la parca.

Hoy queremos recordar que su cante está mas vivo que nunca, porque cientos y cientos de artistas se miran en ella cuando se templan por fiesta. Vamos a acordarnos.

Diez años sin Manuel Mairena

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Hoy 25 de abril se han cumplido diez años de la desaparición de don Manuel Cruz García, MANUEL MAIRENA, cantaor flamenco y hermano menor del gran Antonio Mairena.

Su fama y consideración artística se vieron a menudo a perjudicadas, y otras veces puede que favorecidas, por la gigantesca figura de su hermano. Lo que está fuera de toda duda es su maestría en la saeta, en la que ha sido y es referente para las generaciones posteriores.

Rafael el Negro

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El 22 de abril de 1935 nació en la calle Pagés del Corro de Triana uno de los más grandes bailaores gitanos que ha dado Sevilla. Rafael García Rodríguez, para el flamenco RAFAEL EL NEGRO, habría cumplido hoy ochenta y ocho años.

Un cariñoso saludo a su viuda, grande entre las grandes, doña Matilde Coral.

Demasiado tiempo sin Paco de Lucía

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Nueve años son muchos años para casi todo. Pero para estar sin Paco de Lucía es demasiado tiempo.

Fue el 26 de febrero y no el 25. Da igual lo que diga la Wikipedia, ni los que se guían por el huso horario de Playa del Carmen.

Lo recuerdo perfectamente. Aquella mañana fría de miércoles saltó la noticia en las redes. La mala nueva dejó arrasada la morada del flamenco, solidificando la sangre de nuestras venas, tal como la suya quedó helada en su garganta aquella madrugada. Siempre fue Paco de garganta fría, pero de corazón vivo y manos calientes. Gracias a eso el mundo se perdió un cantaor del montón y ganó un monstruo inabarcable de la guitarra.

Paco de Lucía fue un mito en vida y tiene todos los requisitos para serlo eternamente. Ni siquiera le hace falta un apellido para ser nombrado, como tampoco lo necesitaron Miguel Ángel, Rafael o Jesús. En el flamenco, Paco es Paco, como José es José.

Para completar la singularidad del mito, ya solo faltaba la discrepancia en cuanto a la fecha de su defunción. De todos modos, y ante lo inevitable, no seré yo quien le escatime al maestro una buena efeméride de cuarenta y ocho horas. Por él, cualquier cosa.

Tomás Pavón, tal día como hoy

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Tal día como hoy, acuérdate. En una casita vieja de la angosta calle Leoncillos, junto a la Puerta Osario de Sevilla, las mujeres gitanas componen un lecho de sábanas de seda para el acontecimiento. Vienen del Arahal, de San Román, de la Cava de Triana. Pastora la del Calilo va a dar luz a su tercer hijo.

En la otra alcoba, un niño de once años y una niña de tres apagan por tangos los gritos de su madre. Francisco Pavón El Paíti templa sus nervios a fuerza de martillo y yunque, entre martinetes, deblas y tragos de aguardiente. Por todas partes corre la buena nueva. Ha nacido TOMÁS PAVÓN, el mejor de la Alameda.

El 16 de febrero de 1893 nació en Sevilla don Tomás Pavón Cruz, TOMÁS PAVÓN para la historia del cante flamenco. Su hermana Pastora, la de los Peines, le decía «eres mejor que nadie, y na más, y na más». Como para llevarle la contraria.

Es posible que los haya habido mejores, pero yo no los he escuchado.

Siete años sin Agujetas de Jerez

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Hoy Día de Navidad se cumplen siete años de la marcha de Manuel de los Santos Pastor AGUJETAS DE JEREZ. Cantaor tan controvertido y rebelde, que fue a morirse un día tan señalaíto solo por dar por saco a los flamencólicos y a los sepultureros.

Cinco generaciones de cantaores y cantaoras conforman su estirpe desde la época de sus bisabuelos, de El Puerto de Santa María y Arcos de la Frontera, hasta acabar con sus huesos en la tierra blanca de Rota, desde su indocumentada cuna en la calle Acebuche jerezana. En sus hijos y nietos yace una herencia que nos recuerda mínimamente a lo que significó.

Con él se cerró una época de cantaores primitivos cuya relación con el cante era una metonimia en sí misma. Manuel Agujetas no cantaba, sino que él era el mismo cante. Vivió siempre como quiso y cantó como nadie, único en todo… para bien y para mal él… era… el Agujetas.

Doce años sin Enrique Morente

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Foto: Revista La Flamenca

Doce años ya sin el maestro Enrique Morente. Don Enrique Morente Cotelo, que así se llamaba el genio del Albaicín, nos dejó helados a todos aquella tarde del trece de noviembre de 2010. A las cinco de la tarde. Sobre las cinco de la tarde. Poco después de las cinco de la tarde. En aquella hora lorquiana. Hasta en eso tuvo arte. Hasta en eso fue de Granada.

El ortodoxo más heterodoxo

Nunca cantó a gusto de todos. Dejó para la historia una auténtica antología del cante flamenco, a la que muy pocos artistas de la historia pueden hacer sombra. Su Homenaje a don Antonio Chacón fue mi disco de cabecera durante años. El mío, y el de innumerables cantaores y cantaoras que han conocido la obra del Papa del Cante a través del granaíno.

Su carácter inquieto y rebelde le abocó a la búsqueda de nuevas formas dentro y fuera del flamenco, por lo cual fue duramente criticado en su tiempo. Tras su muerte, esas críticas se han dulcificado, seguramente, por injustas. Solo quien tiene el conocimiento y la capacidad tiene derecho a tomar ese riesgo. Y siempre, siempre, para engrandecer lo que ya hay hecho. A partir de él, hay un nuevo lenguaje para pronunciar el cante. Ése es parte de su legado: cantar por Morente.

Por contra, y por las mismas razones que su amigo y rival Camarón de la Isla, la figura enorme de Enrique deja a cada paso una legión de imitadores mediocres que invocan su majestad para dedicarse ellos mismos a juguetear y manosear el barro sagrado. Inevitable, por otra parte.

Todos los días nos acordamos de él. Pero hoy queremos hacerlo en público.

Tío Borrico, el cante por lo gitano

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

Foto: P. Carabante / Los caminos del cante

El doce de diciembre de 1983 cerraba sus ojos y el candado de su negra voz el inolvidable cantaor Tío Borrico de Jerez. Gregorio Fernández Vargas había nacido setenta y tres años antes en el flamenco barrio de Santiago de Jerez de la Frontera.

El apellido Fernández lo sitúa directamente en el tronco sagrado de los Rincones, que integra, entre otras, a las impresionantes sagas de los Parrilla, Borricos, Terremotos, Sernas. Todos ellos fueron criando los cantes gitanos de Jerez desde la calle Marqués de Cádiz hasta Cantarería, pasando siempre por la calle Nueva.

Por línea materna, corrían los manantiales lebrijanos de los Vargas, Monge, Valencia, Soto, que unían sus aguas en la marisma a los Carrasco y a los Peña de su abuela paterna. Ni los apellidos ni los genes son determinantes a la hora de recibir el don del cante jondo, pero cuando se da el caso es menester decirlo.

Tío Borrico de Jerez era la personificación del alma pura. Su cante primitivo, y a la vez espontáneo y creativo, es un reflejo de aquel hombre bueno al que todos los que lo trataron querían a rabiar. Hoy nos acordamos de él, a un año de celebrar los cuarenta años de su falta.

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