Un mediodía inolvidable sirvió como reencuentro de cabales en la Peña Flamenca Mazaco de la localidad sevillana de Coria del Río.

PlusFlamenco. Por Luis Pérez. Sevilla. 3/10/2022. Fotos: Eugenio Martín

Coria del Río tiene sobrados motivos para pavonearse. La caricia del Guadalquivir al paso por la localidad sevillana es una llamada a la calma y al reposo del espíritu. Bajo sus aguas verde oliva, centenares de manjares baten sus aletas esperando formar parte de su variada oferta culinaria. De orilla a orilla, una barca centenaria conecta las dos márgenes, anudando las tierras de Los Palacios y Villafranca con el Aljarafe, y el pasado romántico con el presente. Cerca de la carretera de Sevilla, está su peña flamenca.

La Peña Cultural Flamenca Mazaco es, durante buena parte del año, centro de peregrinaje de los aficionados flamencos de las provincias de Sevilla y Huelva, principalmente. Siempre en sábado o domingo, y siempre al mediodía. Qué hora más poco flamenca, se decía hasta hace bien poco. Pero los tiempos cambian, y con ellos los hábitos del público. De esa forma, se contenta a los vecinos, que no ven perturbado su descanso nocturno. Y también a los decanos de la peña, que, como es natural, para andar fuera de casa, prefieren las soleadas horas matutinas a las nocturnas. Al final, le acabas cogiendo el gusto a tomarte el vermú con los compañeros, hablando de lo que más nos gusta en el mundo: el cante.

Me gusta esta peña por muchas cosas. Por los amigos, sobre todo. Porque tiene una programación cañera, también. Y porque no tiene megafonía. Ésa es la lucha que nos toca próximamente. Alejar al flamenco de los micrófonos, siempre que el espacio lo permita. Y el espacio de la mayoría de las peñas flamencas lo permite. Se gana en cercanía, se facilita la transmisión de forma natural, evita problemas técnicos. Y fomenta la escucha en silencio.

Manolo Jero. Foto: Eugenio Martín

El propio Perico el Pañero se encargó de darme el titular de esta crónica. Es conocida su costumbre de beber una pócima secreta durante sus recitales para mejorar su garganta. En esta ocasión, el cantaor se lo había traído envasado en un elegante termo acabado en acero. En medio del ambiente distendido, pleno de guasa y flamenquería, alguien del público le preguntó si estaba rico el puchero que se estaba tomando. Y contestó Perico: el pucherito de mumá, como escuché una noche en Jerez de la Frontera, mientras cantaba por seguiriyas, pasé una vergüenza enorme.

No te dé lache, amigo. Tu cante actúa sobre los sentidos con la eficacia de un puchero reconstituyente. El caldito con yerbabuena en mitad de la madrugada. Que el mes de septiembre en Sevilla hemos comido muy malamente. Empezaste a cantar por soleá, y los estómagos se aplacaron, quedando limpios y ordenados para lo que se avecinaba. Esa sonanta de Los Francanos, de construcción francesa, actuaba de fuente de porcelana desde la que un inmenso Manolo Jero nos servía un cazo tras otro de cante y guitarra de acompañamiento.

Y es que el músico jerezano dio una lección magistral de cómo se debe acompañar al cante. Siempre pendiente del cantaor, su rostro traslucía una inmensa felicidad y una afición infinita. Como tiene que ser. Hemos visto últimamente a grandes figuras de la guitarra que ni siquiera tenían contacto visual con su cantaor o cantaora. Manuel los lleva de paseo por un bulevar imaginario todo solado de arte y compás. Siempre un paso por detrás, rozando apenas la cintura de su pareja para darle libertad a sus andares. Ya sabes de lo que hablo. Y, muy importante, extrae de su bajañí los mejores sonidos con la misma facilidad que los silencios. Porque de eso se compone la música, de notas y de silencios. En esto también sabes a qué me refiero.

De Perico el Pañero, qué contarte. En su persona confluyen la gracia trianera del río Betis y la grandeza de la bahía de Algeciras. Cantaor de intuición y de sentimiento, domina los palos básicos en toda su extensión. Sus soleares, como te digo, te levantan de la silla a cada momento. Letras antiguas de Alcalá, de Triana y de Cádiz. Corta y elegante la granaína de Chacón, doliente la malagueña del Torre. Los tangos, acordándose de otro trianero que se afincó en Algeciras, el nunca suficientemente reconocido Rafael el Tuerto y de Esperanza la del Maera:

Pesaba este cuerpo mío,
compañera de mi alma,
y el querer de esta mal nacía
me lo tiene a mí consumío.

Soñé que el fuego nevaba,
soñé que la nieve ardía,
y, pa más sueños imposibles,
soñé que tú me querías.

Y como salida de un hechizo, una lastimera falseta, a cargo de los lejanos bordones de Morón de la Frontera, fue mutando hasta convertirse, amándonos locamente, en una rumba de la Grecas. Unos fandangos bien tirados, y nos vemos a la vuelta del descanso.

Perico el Pañero y Manolo Jero. Foto: Eugenio Martín

El reencuentro fue de nuevo en Jerez, de la mano de Antonio Mairena. Bulerías por soleá de Antonio la Peña, variante de la larga de María la Moreno. La boca se me secó de los oles que se me arremolinaban. Cuando comenzó aquello de las minas de Egipto, la misma Rosalía de Triana se encargó de vaciármela. Ole, los que cantan, y los que tocan bien. Soleares por bulerías para terminar. De la Serneta y de Frijones, mismamente.

Volvieron a estar a la altura, cantaor y guitarrista, a la hora de entrar a matar. Nadie se va de Mazaco sin echar las asaúras por to lo jondo. Con una pulsación inmejorable, y el poderío de quien se sabe dueño de los rasgueos, Manolo Jero llamó a la puerta del cante por seguiriyas. Salió a recibir Perico al señor Manuel Molina, y bajó hasta Santiago con Tío José de Paula:

De lo que te digan, no te creas na,
porque ellos vienen de malina sangre,
nos quieren marar.

Tú sí que nos quieres matar a pellizcos. Un natural por Tomás el Nitri. Lo más emocionante de la tarde, para un servidor, fue el macho de Antonio Mairena, con el que rodaron por el suelo los botones de más de una camisa. Y como ya no había botones, Perico nos regaló el broche de sus bulerías. Qué espectáculo. Ver a ese junco de dos metros recoger las manos, clavar los pies en el albero, dibujar una media verónica y abrocharla a su menuda cintura. Todo ello a un metro escaso de mi persona. Dame otro sorbito de ese caldo, Perico.

Ficha artística:

Espectáculo: Recital de cante por Perico el Pañero

Lugar: Peña Cultural Flamenca Mazaco. Coria del Río, Sevilla.

Fecha: 3/10/2022

Al cante: Perico el Pañero

Al toque: Manolito Jero

Manolo Jero. Foto: Eugenio Martín