Noche de Reyes
Otra vez han venido. Vuelven cada año, y aplican una capita de aquel bálsamo de Fierabrás sobre mis heridas. Ése que todo lo sana, culito de rana, mi querido Sancho.
Cuarenta euros de noventa y cinco en la calle tres, o, mejor, lleno hasta arriba, Baltasar mío. Que, a estas alturas del invierno, uno tiene ya encendida la reserva sobre el salpicadero.
El Negro no me falla. Trae esperanzas a manos llenas, las de Triana y las de la Macarena. Y algún que otro logro, ganado a fuerza de esfuerzo, y de erre que erre. Esta vez me ha traído ocho años sin fumar y un futuro de estreno, sin tocar siquiera.
Los recuerdos de tantas Noches de Reyes se agolpan en mi mente, confundiendo las emociones con sus fechas.
Los zapatos limpios, todos a la cama, qué ilusión cuando me levante. Mañana será distinto de nuevo, pero hoy tengo otra vez siete años.
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