Autor: Luis Pérez (Página 5 de 12)

Filólogo y crítico de flamenco. Profesor de inglés y español como lengua extranjera. Técnico en Comercio Internacional.

Las mentiras del flamenco III

Más mentiras que se cuentan sobre el flamenco, y que no se convertirán en verdad por mucho que se repitan

1. Camarón revolucionó el flamenco para siempre con La Leyenda del Tiempo.

2. Morente revolucionó para siempre el flamenco con Omega.

¡Un mojón y otro mojón!

La verdad es que en el cante hay un antes y un después de José y de Enrique. Pero no por esos discos, que no son estrictamente flamencos, como bien sabían ambos. Sino porque cada uno de ellos, en su genialidad, creó un nuevo lenguaje interpretativo, una forma característica de masticar el cante.

Su grandeza no viene en modo alguno por esas obras fronterizas. Ambos tienen legiones de imitadores en su forma de cantar, de pronunciar. Incluso de respirar. Y los dos recularon hacia territorios más clásicos después de sus experimentos discográficos:

<<Ricardo, el próximo disco, de guitarra y palmitas, picha>>

Las mentiras del flamenco II

Seguimos con otras mentiras que se cuentan sobre el flamenco, y que no se convertirán en verdad por mucho que se repitan

El cante es una música vieja, obsoleta y aburrida que necesita evolucionar libremente conforme al innegable derecho de todo artista a la creatividad.

Y un mojón.

El cante ya evoluciona por sí mismo desde hace casi dos siglos, sin perder de vista sus raíces y su esencia, lo que lo sitúa en la esfera de la música clásica y entre las manifestaciones culturales más dignas de conservación del mundo. Lo que algunos llaman evolución, o revolución, es en realidad una simplificación por razones comerciales. Para qué? Para aprovechar el tirón de la palabra ‘flamenco’, que es una marca muy apetecible en todo el planeta, y sustituir el original por la copia simple.

Las mentiras del flamenco I

Mentiras que se cuentan sobre el flamenco y que no se convertirán en verdad por mucho que se repitan

Hace unos días que tengo el blog descuidado, por así decirlo, o como por no quererlo decir, lo que viene a ser hecho unos zorros. Mantener una criaturita de esta índole, aparte de exigir un derroche de creatividad, de ganas e ilusión, requiere una alta dosis de autodisciplina que yo nunca he tenido. Vaya cosa que vienes a descubrir, picha mía.

En el Facebook de mis entrañas la cosa cambia. Ahí todo se mueve por impulsos. Te quedas embobado mirando la caja tonta de las preguntitas, ésa tan tonta que siempre pregunta lo mismo: Qué estás pensando. Y como caballito sin freno, serrana, que tengo yo el arranque, me pongo los manguitos de escribir cosas y ya no paro. Que qué estoy pensando, dice. Luego, cuando acabo, me doy cuenta de que, sea lo que sea lo que haya tecleado, acabará durmiendo perdido en la desmemoria del Caralibro, sin posibilidad de releerlo, de reeditarlo o, manque sea, destruirlo.

Por eso lo traslado hoy a este espacio, para que quede al menos archivado en el cajón de los exabruptos, pero todo ordenadito, con su colonia de baño y su rayita del pelo bien derecha. Y para recordarme a mí mismo que lo bien hecho, bien parece. Ahí va la primera parte, publicada el 12 de noviembre por la mañana.

Bueno, ya está bien. Son demasiados días sin decir ni mu.

Cansado de escuchar y no responder. Al que te diga que hay muchos tipos de flamenco, y que la administración pública ha de darle a cada uno su sitio. Repite conmigo:

¡Un mojón!

Las cositas que me duelen

Me hago viejo por momentos

Veo a esos cagatristes apuntados a la moda de reivindicar su causa a base de atentar contra las mayores obras de arte del patrimonio universal. Y lo que me sale del alma no es políticamente correcto en esta época del año.

Siempre se asoció está conducta con algún rasgo psicótico orientado a la liberación de una ira desmedida, o a un deseo irrefrenable de llamar la atención.

Atacar a la Piedad o al David de Miguel Ángel con un martillo sólo puede obedecer a un rapto de locura.

Abalanzarse sobre el Gran Poder de Sevilla porque no atendió a tus plegarias, ni a tus promesas a cambio de la salud de tu hija, responde a un fanatismo religioso que impregna a las civilizaciones de todos los tiempos como un perfume indeleble que viene de serie con el ser humano.

Ataque a La Piedad de Miguel Ángel

Talibanes que destruyen maravillas de la Humanidad a golpe de hacha y de dinamita. Te dolió tanto como a mí verlo todo por la tele, y sorbete los mocos de tu llanto y de tu impotencia.

Pero lo que más me cuesta tragarme es la pastilla de los activistas que despojan a su causa de toda justicia . A los que no se les fríen los huevos por dentro por querer destruir para siempre a la Mona Lisa, los Girasoles o a Las Majas de Goya. No porque estén como una puta cabra, no. Para atraer el foco sobre el cambio climático o la lucha de los animalistas o antiabortistas.

Me hago viejo rápidamente cuando quiero cagarme en sus muertos y no puedo, porque no está bonito decir eso ya en estos tiempos. Ni en esta época del año.

Aurelio Sellé, sin la ese

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

El cuatro de noviembre es día para engarzar en oro y marfil en el corazón de los flamencos. Porque recordamos que tal día como hoy, del año 1887, en el barrio de Santa María, vino al mundo el más cabal de los cantaores gaditanos, don Aurelio Sellés Nondedeu.

AURELIO SELLÉ llegó a quitarle la ese final a su apellido porque no le sonaba lo suficientemente flamenco. Tan cabal y tan flamenco era el gachó que quiso ser torero y emparentar con el patriarca gitano de los cantes de Cádiz, Enrique el Mellizo.

Aurelio pretendió a su hija menor, la cantaora María Carlota Jiménez Ezpeleta, CARLOTA LA NEGRETA, famosa por sus saetas, que curiosamente había nacido también un cuatro de noviembre, aunque dos años después que Aurelio.

Arturo Pavón y Ramón Montoya

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

Hoy 3 de noviembre queremos recordar el nacimiento de dos figuras gigantescas de la historia del arte flamenco.

Arturo Pavón

Arturo Pavón Cruz nació en la localidad sevillana de Arahal, tal día como hoy del año 1882.

Fue cantaor profesional durante su juventud, antes de perder su prodigiosa voz prematuramente. Sin duda fue un conocedor enciclopédico del cante gitano, de modo que durante toda su vida sirvió de referente musical a sus dos hermanos menores, La Niña de los Peines y Tomás Pavón. Casado con la bailaora y profesora de música Eloísa Albéniz, fue padre del pianista flamenco Arturo Pavón y consuegro de Manolo Caracol.

Ramón Montoya

Y en la madrileña Ronda de Toledo nació el 3 de noviembre de 1879 don Ramón Montoya Salazar, RAMÓN MONTOYA, el genio de la guitarra, a quien ya recordamos en julio con motivo del aniversario de su muerte. Durante décadas fue aclamado como el mejor guitarrista de su tiempo, y el mejor pagado. Formó pareja artística inolvidable con don Antonio Chacón, y grabó siempre con los mejores: La Niña de los Peines, Aurelio Sellé, Juan Breva… Creador no solo de palos flamencos como la Rondeña, sino de una forma propia de tocar la guitarra, tanto en el acompañamiento al cante como para concierto.

Carmen Amaya

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

Hoy queremos acordarnos de la sin par bailaora CARMEN AMAYA, que nació el dos de noviembre de 1918 en la playa del barcelonés barrio de Somorrostro. Carmen Amaya Amaya era hija de Micaela Amaya y de José Amaya «El Chino», tocaor de guitarra. Se trata de la bailaora flamenca más universal de la historia y, sin duda, una de las más grandes, si no la mayor, del siglo XX.

En 2013, y con la oposición de parte del ambiente flamenco barcelonés, se celebró el centenario de su nacimiento, aun cuando hacía un tiempo que la historiadora Montse Madridejos había aportado un Padrón de Barcelona de 1930, que indicaba que la bailaora tenía entonces 12 años y no sabía leer.

A falta de otro documento que lo contradiga, debemos dar por buena la fecha de 1918 y no la de 1913. Además, cualquiera que haya visto su película La bodega, rodada en París en 1929, convendrá en que Carmen era una niña que rondaba los diez años, y no una muchacha de dieciséis.

Tomás el Nitri

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

El dos de noviembre de 1877 murió en Jerez de la Frontera el mítico cantaor Tomás Ortega López, TOMÁS EL NITRI, que pasó a la historia del arte flamenco como un insigne intérprete y creador de seguiriyas, así como de las bulerías más antiguas que se conocen. Falleció en el barrio de San Miguel, en la calle Álamos, junto a la casa donde casi tres años después nacería el gran Manuel Torre.

Cuenta la tradición oral que un grupo de aficionados potentados le otorgaron, en el Café sin Techo de Málaga, la primera Llave de Oro del Cante. También se cuenta, con escasa o ninguna argumentación, que se negó siempre a cantar delante de Silverio Franconetti, o que estuvo escondido una temporada en Alcalá de Guadaíra, en casa del abuelo de Juan Talega.

Lo cierto es que hasta hace pocos años, su figura era un completo misterio, y todo lo que se escribía sobre él se basaba en historias repetidas una y otra vez o en suposiciones. Incluso se le asignó el nombre de otra persona, Tomás Vargas Medrano. Fue el maestro Manuel Bohórquez quien sacó a la luz su verdadera identidad, aportando pruebas definitivas relativas a su muerte, nacimiento y ascendencia, entre otras.

Halloween o tus muertos

Disfrázate de vivo para variar.

Lo que está sembrao no lo cambian ni los vientos.

Me alegra que los jóvenes se lo pasen bien en la fiesta de los muertos anglosajones. Nunca ha habido que pedir permiso para incorporar una fiesta al calendario orgánico de cada cual.

Me apena que cambien su cultura por otra exterior. Ni mejor ni peor. Por otra que no es la suya.

Es que hay que ir con los tiempos. Es por los niños, para que se lo pasen bien. Mentira gorda. Los niños se lo saben pasar bien siempre, toque lo que toque.

Vais con la nariz de gato pintada, de Carnaval. Con las orejas de gato, de Carnaval. Pero no os gusta disfrazar a los niños en febrero, sino en noviembre. Para ir con los tiempos.

Si a mí no me disgusta que tengamos una fiesta más para divertirnos. A mí lo que me apena es que no celebréis los Tosantos. Que no os suene siquiera lo de que el día 1 de noviembre hay que tomar del talle a tu pariento/a e ir al teatro a ver la enésima función de Don Juan Tenorio.

Que los tiempos cambian. El que no cambia es tu abuelo dentro de ese nicho lleno de telarañas, esperando a que te dignes pasarte a limpiarlo y llenarlo de flores, aunque sea una vez al año.

Costumbres de muchos siglos, que tus tatarabuelos mimaron para que te llegarán intactas.

Tradiciones arrumbadas al instante, para copiar las prácticas de un país sin cultura. Éstas son ya tuyas, llevas más de quince años emborrachándote con ellas. Mas no tienes por qué renunciar a las de tus mayores. Disfrázate de vivo, para variar.

Loquito por los números

Pero no me montes numeritos

29/10. Las 20:29. 29°.

Con lo que te gusta a ti un capicúa y qué poquito ha faltao. Por un uno a la izquierda. Alguna vez nos habrán dejao por uno. O por otro. O por otra.

Desde siempre me ha gustado jugar con los números. Nunca al bingo, ni a los ciegos. Jugaba a las matrículas de los coches, con mi padre.

Echábamos timbas deambulantes al mus, los amigos, con los números de las matrículas. De aquí al parque, envido, paso, si, hasta mi compañero, tres, anda, vete. Tres cerdos y un pito, solomillo.

Yo, que soy de letras, estoy loco por los números. Me gusta el 3×4 cuando voy llegando a Cádiz. Las bulerías que entran en el tres. La soleá al seis por medio.

Lo que no me gustan son los numeritos. Los que me montas cuando menos toca. Los que me toca aguantar en el patio de butacas. Al final, ves cómo los números cuadran?

« Entradas anteriores Entradas siguientes »