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El Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, un manantial en el desierto

En la Gala de entrega de premios, el maestro Fosforito fue nombrado Presidente Honorario del Jurado.

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Pastora Pavón, la Emperaora del cante

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

Ya han pasado cincuenta y tres años desde que se marchó La Niña de los Peines. Pastora Pavón Cruz partió para el parnaso flamenco el 26 de noviembre de 1969. A partir de ahí, el cante vistió de luto y, sin poder respirar el aliento de su querida Emperaora, se hizo republicano.

Lo hizo con el único equipaje de su memoria vaciada, y de los peines de su remoquete, que la siguieron, siempre a su pesar, desde la infancia hasta la senectud.

Sevilla entera la acompañó desde su calle Calatrava, en la Alameda de Hércules, hasta el cementerio de San Fernando. A la entrada, la saludaron su Joselito el Gallo, su señá Grabiela, su Ignacio Sánchez Mejías. No pudo estar, su querido Federico, que andaba perdido entre las cunetas hasta nuestros días.

Todavía hoy, su tumba, que es también la de su Pepe Pinto y la de sus hermanos Arturo y Tomás, recibe el peregrinar de numerosos admiradores y amantes del flamenco. Cómo el de un servidor. Pastora, no te olvidamos.

No cataré Qatar, ni por todo el petróleo del mundo

Me acuerdo de las mujeres de Qatar, condenadas a ser ciudadanas de segunda, pues no son dueñas de sus cabellos, de su libertad ni de su dignidad.

No pienso catar Qatar. No lo cataré, ni por todo el petróleo del mundo.

Precisamente porque me gusta el fútbol. Si no me gustara, no tendría gracia, ni supondría ningún esfuerzo.

Porque la vida no está para para pasar por ella de puntillas, sin ensuciar el parquet, sin meter los pies en ningún charco. Mójate, primo, siéntete vivo. Ya te sentirás tranquilo cuando te hayas muerto.

No pienso ver ni un partido del Mundial de los jeques. He seguido todas las ediciones desde la de Argentina en 1978. Y tengo la sala de lectura de mis recuerdos organizada según los amores, penas y desengaños entre Mundial y Mundial. Aquella chica morena malagueña. Me regaló un llavero de Naranjito en el verano del 82. En el 94, Italia nos eliminó en cuartos de final días después de que mi amigo Fernando dejara de interesarse por las cosas de este mundo, incluido el fútbol. La copa gloriosa de Sudáfrica en 2010. Mi hijo correteando como un loco gritando gooool sin conocer siquiera el nombre de Andrés Iniesta. Pero esta Copa del Mundo de los jeques no la voy a catar.

Porque me acuerdo de los esclavos extranjeros que han participado en la construcción de esos estadios, en unas condiciones laborales que cualquier juez occidental tipificaría como crímenes contra la humanidad. Tengo presente, sobre todo, a los miles y miles que han muerto por ello, y cuyo número exacto nunca podremos conocer.

Lo hago por las mujeres de Qatar, condenadas a ser ciudadanas de segunda, pues no son dueñas de sus cabellos, de su libertad ni de su dignidad. Ni siquiera, a veces, de sus vidas. Me acuerdo de los muertos de los jeques, y del emir, de cuyo nombre no me acuerdo porque no me da la gana. También me acuerdo de lo de Mbappé, no te vayas tú a creer que se me olvida. Sus muertos tos.

Así que no veré los partidos, ni siquiera uno. Ni aunque España llegue a la final. Cerraré los ojos y los oídos cuando salgan las noticias de los deportes. El Mundial de Qatar, no lo pienso catar.

La bulimia flamenca

En tiempos de carestía y de hambre, es imposible resistirse ante la exquisitez de una soleá de Manolo Sanlúcar

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Manolo Sanlúcar por soleá

Lo he intentado y no he podido. Me propuse no escuchar nada de flamenco durante el día de hoy. Una especie de huelga de hambre, que buena faltita me hace. Pero en lugar de con comida, con flamenco. No ha podido ser.

Ha sido en el telediario de la 1. La noticia de menos de dos minutos, cucha, prima: Aprovechando que hoy es el Día Internacional del Flamenco, mirad qué curiosidad, la nieta del mítico futbolista Zarra, fusionando el flamenco con el fútbol. Fin de la noticia.

Así que he ido corriendo a la cocina. He abierto la nevera. Y ahí estaba mi teléfono móvil, tan apetitoso, llenito de cante, de baile, de guitarra. Y he dicho, el veintiséis lo celebraré con Pastora, pero el día de hoy me voy a pegar un atracón de Manolo Sanlúcar.

El Día Internacional del Flamenco, celebrando la gran mentira

Puestos a escoger entre las efemérides, se podría haber elegido entre un ramillete de fechas mucho más significativas.

Una de las mentiras más torticeras que le han metido jamás a la afición al arte jondo fue la declaración del flamenco en 2010, por parte de la UNESCO, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. No, no me pongas esos ojitos, que yo también me he asustao.

A ver si tengo unos minutos y consigo desarrollar el tema, que tiene bastante miga. Será próximamente, si el tiempo no lo impide, en PlusFlamenco, A clavito y canela.

Entretanto, me permito expresar sin acritud mi desafecto por la elección del 16 de noviembre, fecha de la susodicha declaración, como Día del Flamenco en Andalucía, en un primer momento, y Día Internacional del Flamenco, después.

Puestos a escoger entre las efemérides, y dado que nadie pone en duda la importancia de tal celebración para todo el tejido productivo del flamenco de nuestra tierra, se podría haber elegido entre un ramillete de fechas mucho más significativas. A saber:

El 26 de noviembre, fecha de defunción de La Niña de los Peines, aceptada por aclamación como la mejor cantaora de la historia.

El 4 de diciembre, cuando conmemoramos el nacimiento de Manuel Torre y las pérdidas de Ignacio Ezpeleta, Tomás Rubichi el Viejo y Pepe Marchena.

O el 2 de julio, día en que coinciden los fallecimientos de Tomás Pavón, Antonio el Arenero, Paco Toronjo y Camarón de la Isla.

Cualquiera de ella, y muchas otras posibles que se puedan proponer. Todas, salvo la que señala en el calendario a la espada de Damocles que pende sobre el flamenco clásico y tradicional. Ése que la Junta de Andalucía está obligada, por el Estatuto Andaluz, a proteger como manifestación cultural digna de ser conservada y transmitida a las generaciones venideras.

Las mentiras del flamenco III

Más mentiras que se cuentan sobre el flamenco, y que no se convertirán en verdad por mucho que se repitan

1. Camarón revolucionó el flamenco para siempre con La Leyenda del Tiempo.

2. Morente revolucionó para siempre el flamenco con Omega.

¡Un mojón y otro mojón!

La verdad es que en el cante hay un antes y un después de José y de Enrique. Pero no por esos discos, que no son estrictamente flamencos, como bien sabían ambos. Sino porque cada uno de ellos, en su genialidad, creó un nuevo lenguaje interpretativo, una forma característica de masticar el cante.

Su grandeza no viene en modo alguno por esas obras fronterizas. Ambos tienen legiones de imitadores en su forma de cantar, de pronunciar. Incluso de respirar. Y los dos recularon hacia territorios más clásicos después de sus experimentos discográficos:

<<Ricardo, el próximo disco, de guitarra y palmitas, picha>>

Las mentiras del flamenco I

Mentiras que se cuentan sobre el flamenco y que no se convertirán en verdad por mucho que se repitan

Hace unos días que tengo el blog descuidado, por así decirlo, o como por no quererlo decir, lo que viene a ser hecho unos zorros. Mantener una criaturita de esta índole, aparte de exigir un derroche de creatividad, de ganas e ilusión, requiere una alta dosis de autodisciplina que yo nunca he tenido. Vaya cosa que vienes a descubrir, picha mía.

En el Facebook de mis entrañas la cosa cambia. Ahí todo se mueve por impulsos. Te quedas embobado mirando la caja tonta de las preguntitas, ésa tan tonta que siempre pregunta lo mismo: Qué estás pensando. Y como caballito sin freno, serrana, que tengo yo el arranque, me pongo los manguitos de escribir cosas y ya no paro. Que qué estoy pensando, dice. Luego, cuando acabo, me doy cuenta de que, sea lo que sea lo que haya tecleado, acabará durmiendo perdido en la desmemoria del Caralibro, sin posibilidad de releerlo, de reeditarlo o, manque sea, destruirlo.

Por eso lo traslado hoy a este espacio, para que quede al menos archivado en el cajón de los exabruptos, pero todo ordenadito, con su colonia de baño y su rayita del pelo bien derecha. Y para recordarme a mí mismo que lo bien hecho, bien parece. Ahí va la primera parte, publicada el 12 de noviembre por la mañana.

Bueno, ya está bien. Son demasiados días sin decir ni mu.

Cansado de escuchar y no responder. Al que te diga que hay muchos tipos de flamenco, y que la administración pública ha de darle a cada uno su sitio. Repite conmigo:

¡Un mojón!

Manuel Vallejo

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

El 15 de octubre de 1891 nació en Sevilla, en una barreduela de la calle San Luis, don Manuel Jiménez y Martínez de Pinillo. Un nombre tan rimbombante se escribe en flamenco con letras de oro: MANUEL VALLEJO.

Su inmensa discografía, con más de doscientos cincuenta cantes grabados, dan cuenta de su maestría en todos los palos que atacaba. Como guardián del conocimiento y la esencia del flamenco, ostentó la II Llave de Oro del Cante desde su juventud hasta su fallecimiento en 1960.

Cantaor enciclopédico, largo y profundo, muchos lo tenemos entre los mejores buleareros y fandangueros de la historia.

Cada mañana de Viernes Santo, la gente se agolpaba para oír sus saetas a la Virgen Macarena. Vallejo solía cantarlas desde un balcón de la calle Torrijiano, y su voz se proyectaba nítidamente, entre el silencio de la multitud, hasta la basílica.

José Vargas El Mono, cantaor de Jerez

EFEMÉRIDES FLAMENCAS

Tal día como hoy, el 14 de octubre de 2006, el flamenco de Jerez volvió a quedarse un poco más solo con la punzante pérdida del gran cantaor José Vargas Vargas El Mono. Ocurrió a la una de la madrugada en el Hospital Universitario de Jerez de la Frontera, a donde José fue a despedirse de la vida para pasar a la sala de la fama de los artistas de arte con apenas cincuenta y nueve años.

Había nacido el 24 de enero de 1947 en la calle la Sangre, 5 del barrio de Santiago. Él y su hermano Ángel Vargas jamás faltaron a su cita junto a la iglesia de su flamenquísimo barrio para cantarle saetas a su Cristo de la Buena Muerte.

Paradigma de la gracia y la galatería jerezanas, que hoy echamos mucho en falta en el flamenco en general, su cante se adaptaba a la fiesta y al humor con la misma facilidad que se asomaba a las profundidades del cante jondo por derecho. Hoy levantamos nuestra copa para recordarlo.

Luis Pérez, entrevista en ABC

Manolo Sanlúcar es el más grande de los músicos del siglo XX.

‘En verdad él no necesitaba esta Llave de Oro de la Guitarra Flamenca. En vida tuvo todos los reconocimientos imaginables que pueda tener un artista. Pero la Llave le producía una especial ilusión’.

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